Paranoia



Alzó de nuevo la vista sobre su hombro y comprobó aterrado como la sombra se ocultó de nuevo en el callejón. No había nadie más en la calle pero sabía muy bien que algo lo vigilaba de cerca, a cada paso que daba podía percibir perfectamente como se acercaba a él por detrás, sigilosamente, agazapado, esperando en la oscuridad de la noche el momento de abalanzarse sobre él y sumirle en la más terrible pesadilla. No podía correr más, estaba exhausto y le costaba trabajo respirar, las gotas de sudor corrían no solo por su frente, le empapaban la camiseta, los pantalones y los calcetines. Un escalofrío como nunca había sentido le dejó petrificado en el sitio y un frío helador se apoderó de su cuerpo. El corazón le latía con tal violencia que podía sentir su grito ahogado en el pecho, y los músculos contraídos, estaban ya tetánicos. Balbuceó sonidos incomprensibles que pretendían ser palabras y comprendió que estaba ya derrotado. No podía salir de allí y se preparó para morir, visualizó su vida o al menos lo intentó, nunca había tenido muy buena memoria y solía olvidarse de cosas importantes, no lloró, sabía que no serviría de nada. Miró a la oscuridad del callejón en busca de su destino sabiendo que estaba muy cerca, a solo unos metros. Giró lentamente la cabeza  hacia atrás y con la luz de un relámpago que iluminó el cielo lo vio ante él, por fin se presentó a sus ojos la verdad.

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