2 de febrero de 2MIR19

Tengo tantas cosas que contar desde la última vez que actualicé el blog que no sé ni por dónde empezar. Ha llovido y escampado mucho.

Acabamos la carrera este año, tras realizar el ECOE en mayo y defender los TFM nos graduamos en Junio en lo que fue un bonito día para recordar todos los años que hemos pasado hasta llegar aquí, y conseguir la banda amarilla de graduados que nos hemos ganado. Tantos momentos, buenos y malos, horas de estudio y prácticas en el hospital, rodeados de tan buena gente, que pasan a formar parte de nuestra memoria y bagaje profesional. Toca cerrar este capítulo ya y continuar escribiendo las líneas del guion de nuestras vidas. Parece, a medida que vas creciendo, que el tiempo pasa cada vez más rápido, ayer estabas haciendo los exámenes de selectividad y entrando en Medicina y hoy ya eres médico, ¿dónde has estado estos años? y más importante aún, ¿en qué los has invertido?

Se abre ante nosotros un futuro que parecía lejano hace no tanto, una oposición dura para conseguir la deseada plaza de especialista, con una competencia y nivel de los aspirantes que probablemente la conviertan en una de las más duras de España: el examen MIR.

Escribo estas líneas habiendo comenzado hace ya casi 3 meses el estudio de segunda vuelta. El horario es exigente, teniendo que cumplir 10-12 horas diarias de estudio cada día, 6 días a la semana (los DoMIRgos son sagrados, prohibido abrir libros). Aunque el ritmo es alto, acabas haciéndote a él e incluso hay días en los que faltan horas para dominar bien algún tema... Pero esto es una carrera de fondo, ni un esfuerzo de más cuando no toca. Llegada la hora de cerrar libros, recoges tus cosas y a salir a correr, al gimnasio, leer... o lo que quiera que haga la gente para desconectar un rato. Al día siguiente, de nuevo en primera línea del frente de batalla.
La fecha elegida por el ministerio para el próximo examen MIR ha sido el 2 de febrero de 2019. El día D. Ahora que ya es real, y que no hay otra alternativa que afrontar esta empresa con nuestras mejores dotes, se presentan unos meses intensos en los que no sólo habrá que estudiar y dominar la teoría, sino saber manejar el estrés y la presión psicológica para no desfallecer.

Como podéis ver, apenas hemos tenido tiempo de saborear las mieles de egresados universitarios, y nada más acabar nos vemos inmersos de nuevo en un nuevo desafío. Seguir avanzando y formándonos hacia la excelencia, con sacrificio (que nadie se lleve a engaño, sin sacrificio no se puede crecer, en casi ningún ámbito), constante en la vida de un médico. Pero es una profesión tan bonita, que merece la pena.

(Fotografía de mi escritorio)

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