Cuando me paro a pensar

Y podría intentar dejar de mirarla, que pase el tiempo y me ahogue el silencio, bañarme en el deseo de su piel. Sentir el abismo que hay entre sus ojos y los mios, chocar como lo hace el mar contra la tierra, bravo, desgastando el paisaje y pintando cuadros. Cambiar de una vez estos acordes que toco, la mala suerte que me acompaña, estas nubes que no me dejan admirar el sol. Dejar de soñar con trenes, humo y guitarras, pararme a pensar en el sentido de lo que escribo, darme cuenta de que nada tiene sentido y escribir después. Manifestar en la calle lo prohibido que debería estar mirarla en primavera, apartar su risa de mi llanto, separar las flores y las briznas de hierba de su pelo. Dejar caer la copa con el vino y agacharme a limpiar la mancha en su vestido, atarla con cadenas y atarme yo con ella, liberarla de las cadenas y que me libere ella a mí, susurrar a su oído y que el viento se lleve las palabras. Olvidar quien es, quienes somos y gritar a pleno pulmón que nunca tuve otra opción. Saborear después el zumo de la vida, la esencia del vivir, el caldo que nos envuelve. Nacer de nuevo y seguir buscando.

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