Un año después

Una semana como esta hace un año estaba inmerso por completo en la dinámica de la selectividad: pocas horas de sueño, café, estudio, los exámenes, nervios y muchas, muchísimas ganas de acabar por fin y entrar en la carrera que siempre había soñado. No fueron ni muchísimo menos los mejores exámenes que realicé (de hecho en alguna pregunta me equivoqué de temario y me di cuenta al salir del aula...) ni las mejores condiciones para afrontar la prueba (sueño, nervios y la responsabilidad de jugarte tu futuro). Recuerdo como la noche anterior a los primeros exámenes con numerosas tilas en el cuerpo me tiré, después de una cena rápida y el último repaso a filosofía, al sofá, apagué la luz y me puse a ver La Jungla de Cristal 4 con Bruce Willis... Es curioso pero recuerdo como al meterme de lleno en la peli desconecté de todo, dejé de preocuparme por la PAU, los nervios desaparecieron... en ese momento era mucho más importante salvar al mundo del apocalipsis informático junto a John McClane que pensar en lo que tendría que hacer mañana. Y funcionó, porque fue acabar la peli y dormirme de inmediato.

No puedo evitar estos días, habiendo terminado el primer curso de medicina muy satisfecho y de vacaciones ya, echar la mirada atrás y darme cuenta de cuánto ha cambiado mi vida en un año. Sé que no volveré a sentir esa sensación preuniversitaria tal cual, fue algo bonito pero yendo más allá, sé que no volveré a situaciones pasadas que ahora se antojan especiales. Soy consciente de que en la vida apreciamos realmente lo que tenemos cuando lo perdemos y de que con perspectiva puedes darte cuenta de tus errores y tus aciertos. Crecer es en definitiva aceptar que hay ciertos momentos de tu vida que no volverás a vivir nunca más.

No mirar al pasado es un error (y más desde que sabemos que el tiempo es relativo), es imposible avanzar si no tenemos presente quiénes éramos en el pasado, aunque también es un error vivir en el pasado sin tener en cuenta lo que podemos o podremos hacer. Aceptar la realidad es por tanto la única salida viable.