El Vacutainer

Hoy es mi cumpleaños. Un aroma especial impregna el ambiente ya desde por la mañana, una mezcla entre chocolate fundido, nata montada y cera derretida que invade todos los rincones de la casa y me invita a pensar en lo que ocurrió hace ya 17 años un cada vez más lejano 5 de agosto de 1993. Todo el mundo, mejor dicho, todo el que puede, celebra este día -como diría nuestro rey- con orgullo y satisfacción. Ya son un año más viejos. Pero ¿por qué es un día de celebración?, ¿por qué es un día diferente a cualquier otro?, ¿es acaso el hecho de cumplir años sinónimo de prestigio o sabiduría?. Me he levantado de la cama, he abierto algún regalo de mi familia, me he dirigido al cuarto de baño, y allí, cual fantasma inmóvil, una figura, casi idéntica a mi pero con una malévola sonrisa en el rostro, me observaba desde el otro lado del espejo. Un día normal y corriente, nada nuevo, nada, pensaba yo, que mereciese este despliegue de cubertería, regalos y gente a mi alrededor. Estaba ya hace

En muchas ocasiones se oye la frase "más vale prevenir que curar", pero hay multitud de momentos en la medicina en los que no se puede ni prevenir, ni curar. Entramos pues en la medicina paliativa cuyo objetivo no consiste en curar la enfermedad de los pacientes, sino tratar en la medida de lo posible los síntomas derivados de la enfermedad, y conseguir un mayor confort y calidad de vida de los pacientes. Existen multitud de enfermedades que responden a este perfil, pero destacan sobre el resto las enfermedades oncológicas. Estos enfermos, que por diferentes cuestiones no consiguen acabar con la enfermedad, necesitan una ayuda y necesidades diferentes para paliar sus síntomas. El objetivo último de esta especialidad médica consiste en hacer más llevadero tanto al propio enfermo como a la familia, esos últimos momentos  de la vida del paciente. Hace falta una gran personalidad, un gran corazón y un gran conocimiento de la vida para ser capaz de dirigirte a un enfermo de